Si miramos al río, siempre hay algo que nos llama la atención: Reflejos de distintos matices, hojas arrastradas por la corriente, oscuras siluetas de peces que se acercan a la superficie provocando un temblor en el agua… Posiblemente a los pescadores no les interese nada de eso. Con infinita paciencia, miran fijamente el extremo de su sedal, soñando que algún pez, aunque sea por un instante, deje de ser precavido